domingo, 5 de junio de 2011

historia quijotesca

En algún lugar de lugano vivía hace ya mucho tiempo una pobre chica flaca y huesuda llamada Olivia que compartía su casa con su prima y una criada.
Esta chica se la pasaba la mayor parte del tiempo soñando con su amado Pablo el hijo mayor del gobernador.
Ella soñaba todo el tiempo. De día despierta y de noche cuando dormía. Tanto que soñaba quedó loca ya que pensaba que era hermosa y que su amado la quería.
Ella quería casarse con su amado, entonces pensó que tenía que ser convertida en una dama.
Un día se levantó y salió en busca de alguien que la convierta en dama. Caminando por todas partes se cruzó con un cura. Lo llevó puesto ya que no venía mirando hacia delante.
- ¿Por qué tanta prisa? - le preguntó él.
-Me quiero casar con Pablo, el hijo mayor del gobernador, pero necesito que me conviertan en una dama - ella agitada le gritó.

El cura se dio cuenta de que esta pobre chica estaba re loca ya que Pablo, el hijo mayor del gobernador ya estaba casado y con un hijo y se había ido hace unos días a vivir a la provincia. Entonces él decidió seguirle la corriente. Ahí nomás sacó su biblia, le ordenó a Olivia que se arrodillara y empezó a leer algunas páginas haciéndole la cruz en la frente.

-Listo ya eres un dama –le dijo.

Entonces Olivia le dio las gracias y partió en busca de su amado. Pero se enteró que se había ido a la provincia. Ella, de loca que era, pensó que él se había ido a comprar una casa para ellos. Tardó quince días en convencer a su vecina Fiona, la gorda, que la acompañara a la provincia porque ella no conocía el lugar. Para convencerla, le prometió que le regalaría un castillo. Después de casarse con pablo.
 Fiona la gorda se sintió triste por ella y la acompañó solo para que Olivia vea la verdad. Una noche, sin despedirse de sus familiares partieron sin que nadie las viera.
En el camino descubrieron una gran escultura.

- ¿Cómo pasaremos? -dijo Olivia.
- ¿Qué cosa?
-¡¡A el gigante!! -gritaba Olivia. Ese que está allá delante que me está mirando con ojos raros
- ¡Eso no es un gigante, es el obelisco! Y no tiene ojos, sino que esas son ventanitas -respondió Fiona, la gorda.

Olivia empezó a correr directo al obelisco gritando
- ¡¡Yo lo derrotaré, tiene que dejarme pasar!! –y fue directo hacia el obelisco.

Cuando Olivia llegó a donde estaba el obelisco, se pegó un fuerte golpe al rebotar ya que quería tirar una pared. Quedó inconsciente en el suelo. Fiona, la gorda, la ayudó a levantarse y la llevó de nuevo a casa .

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